CLAE
fue uno de los casos más recordados por todos los peruanos por
convertirse en la mayor estafa y la más
recordada en las últimas décadas. Sin duda alguna, afectó a más de 200 mil
personas y se produjo en los años 90,
rompiendo cuestiones éticas por parte de Carlos Manrique.
En el primer ejemplo, apreciaremos, que si bien en sus inicios el CLAE no salió de su campo de acción, las ganancias que
generaba por sus servicios de asesoría eran escasas o nulas, por lo que a mediados del 1980 su fundador decide dar un
giro y entra al negocio de la captación de dinero ofreciendo altos retornos.
En el primer gobierno de Alan García la inflación
alcanzó niveles astronómicos, las tasas de interés estaban controladas y ahorrar en un banco significaba perder dinero
porque el interés que se ofrecía siempre resultaba negativo en cualquier plazo.
Esto fue clave para que el CLAE de un paso más.
Las personas por lo normal y lo que se
acostumbraba en esos días, era poner sus ganancias y hasta en algunos casos de toda
la vida como la de Sosimo Porras
Raymundo, que puso toda su liquidación de 28 años de trabajo, casi 35 mil soles
en el CLAE, y lo terminó perdiendo todo, y muchos casos más parecidos, depositando así su dinero a cambio de altos
retornos, pero como ya sabemos esto no se dio de ninguna manera.
Elaborado por: Paulo Escobar
El segundo ejemplo, sobre cuestiones
morales, es sobre Carlos Manrique, líder del CLAE, que al comienzo daba el
dinero correctamente, ofreciendo las altas tasas esperadas por los depósitos de
las personas, y todo parecía estar
marchando por el camino indicado pero el tuvo que decidir de una manera
indebida.
Los años de brillo del CLAE fueron entre 1989 y 1992,
periodo en el que la empresa de Manrique ya no suscribía decenas de contratos
por depósitos, sino miles hasta llegar a concentrar cientos de millones de
dólares que representó en un momento el 40% de la liquidez del sistema financiero peruano.
La banca de esos
tiempos no significaba una competencia para CLAE,
pues la institución ofrecía un interés de 100% por
los ahorros. Así jubilados, cesantes, miembros retirados de las
fuerzas armadas y policiales, políticos, empresarios, artistas, futbolistas,
empleados, obreros y hasta amas de casa vieron una oportunidad en la empresa de
Manrique y metieron su dinero allí. CLAE tenía
20 locales a nivel nacional.
CLAE cumplía con el pago puntual de los intereses
de los depósitos a través de letras o pagarés,
lo que contribuyó a que se corra la voz entre el público sobre este “eficiente
y beneficioso” sistema. Sin embargo, el nivel de ingresos y contratos fueron
incrementándose tan rápido (captaba en promedio US$200 millones cada año), y
llegó un momento en que los nuevos ahorros resultaban insuficientes para pagar
los altos intereses a los anteriores depositantes.
Pese a que Manrique invertía el dinero
de los claeístas en la bolsa, empresas o los prestaba a terceras personas, su institución
no podía reunir las exorbitantes sumas para cancelar los pagarés de sus más de 200 mil inversionistas, su
sistema de pirámide había colapsado.
Es por ello, y a pesar de que las cosas
no estaban marchando como Manrique pensaba, tuvo que actuar empeorando así las
cosas, y quedándose con el dinero de miles
de personas que hasta hoy , no reciben ni un solo sol por las acciones
maliciosas de Carlos Manrique, es decir lo perdieron todo.
Elaborado por: Brisa Galdos
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