La estafa
más recordada de las últimas décadas, sin lugar a dudas, es la
de CLAE, empresa dirigida por Carlos Manrique Carreño. Esta operó en el mercado
desde febrero de 1978 y si bien CLAE llego a su fin en el año 1993, todavía
quedan huellas de las grandes pérdidas que hubo.
A continuación, explicaremos más detalladamente el caso
CLAE:
Antecedentes
En febrero de 1978 con la gerencia de Carlos Manrique
Carreño se constituyó CLAE (Centro Latinoamericano de Asesoramiento
Empresarial). Esta empresa cerraría en 1993 debido a un gran escándalo, ya que
se hablaba que miles de personas que habían aportado durante años habían sido
estafadas.
CLAE se inició brindando servicios de consultoría y
asesoría sobre la administración de empresas. Sin embargo, la gran estrategia y
lo que hizo que esta empresa logrará tener 160.000 de personas afiliadas fue
que actuó como un intermediario financiero informal, puesto que no tenía la
autorización de la Superintendencia de Banca y Seguro. Así pues, esta empresa
ofrecía retornos hasta del 100% del capital invertido lo cual parecía a simple
vista un negocio redondo donde miles de peruanos depositaron su dinero entre los
cuales había jubilados, cesantes, miembros retirados de las fuerzas armadas,
empresarios, entre otros. Así pues rápidamente fue consolidándose en el mercado
llegando a tener 20 locales a nivel nacional (17 en Lima, en Chiclayo, Trujillo
y Tacna). Por otro lado, Carlos Manrique era designado como el hombre del año
debido a su aparente buena gestión y práctica empresarial.
Pero ¿Cómo funcionaba CLAE? Todo se basaba en el tipo de
esquema Pirámidal. Este tipo de esquema
se centra principalmente en la incorporación de nuevos “clientes” al mecanismo
y con “renovaciones de depósitos”. Las
pirámides son conocidas como esquemas fraudulentos e ilegales. Si bien existen
compañías de mercado en red o multi nivel que son legales son muy pocas en el
mundo y sirven a los estafadores para pretender hacerse pasar por una de ellas.
La palabra “piramidación”, etimológicamente inexistente,
ha sido adaptada en el ámbito financiero para definir los procedimientos de
captación masiva ilegal de recursos del público. Este sistema gira en círculo
cerrado y que al no tener un respaldo económico solvente, se produce su
rompimiento y se terminan perjudicando principalmente las personas que
colocaron su dinero más tarde. La piramidación constituye un efecto por el que
con cualquier capital, sea grande o pequeño, se obtiene un elevado rendimiento
en corto tiempo.
Bajo este método bajo la condición era que la
persona trajera a diez personas que invirtieran el mismo monto que
él. Después la victima recibiría el dinero que invirtió más los intereses
generados, dichos montos provenían de
sus amigos y otras personas que invirtieron su dinero después de
él. Por supuesto que para que dichos amigos puedan tener
ganancias eran obligados a reclutar a otras diez
personas.
De esta manera, CLAE venía operando en el mercado
financiero sin ningún problema aparentaba ser una empresa sólida. CLAE había
diversificado sus negocios en distintos rubros bajo los nombres de CLAE
Club, CLAE Shop Center, AeroCLAE y era propietario del Banco del Comercio. Sin
embargo, esta empresa nunca estuvo regulada por la Superintendencia de Banca y
Seguros (SBS).
CLAE logró posicionarse en el mercado de
la noche a la mañana por que cumplía
con el pago puntual de los intereses de los depósitos de sus clientes. A través de letras o
pagarés. Así pues, los afiliados creyeron que era un sistema más eficiente que
por ejemplo los bancos, ya que debido al gobierno de Alan García las economía
había tenía un gran quiebre con lo cual los bancos ofrecían por los depósitos tasas
negativas. Sin embargo, el nivel de ingresantes a CLAE fue incrementándose tan
rápido que llegó un momento en que los nuevos ahorros resultaban insuficientes
para pagar los altos intereses a los anteriores depositantes rompiéndose la
cadena.
El inicio de la crisis
CLAE era atractiva para los peruanos, no solo por los
grandes retornos sobre el capital aportado que ofrecía. Por otro lado aprovechó
que el país se encontraba económicamente inestable.
El gobierno de Alan García (1985-1990) fue un total
fracaso, las inversiones se paralizaron y los bancos ofrecían tasas negativas.
A esto CLAE era la salvación para muchas personas. Así, muchos peruanos
depositaron a la empresa todos sus ahorros y hasta se prestaron dinero de los
bancos dejando como aval sus bienes pensando que hacían el negocio de su vida.
Y la verdad es que no se hubiera creído lo que realmente pasaba en esta
organización, ya que pagaban puntualmente a sus clientes.
Un aspecto que nadie pensó fue que CLAE no estaba
regulada por ninguna institución del estado. Y es que en la década de los 90’s,
debido a la normativa no había ninguna regulación hacia las empresas. Es así
como se empezaron a escuchar casos de estafa como REFISA. Al término del
gobierno de Alan García entra al gobierno como Alberto Fujimori y se audita a la empresa. El 29 de abril de 1993
se interviene CLAE al no poder sustentar el financiamiento de la empresa.
Finalmente, la era de CLAE llega a su fin el 16 de mayo
de 1994 con la disolución de la empresa a través de una orden de la Corte
Suprema del Perú. Por otro lado, Carlos Manrique se fugó a Estados Unidos y es
aquí donde fue capturado y extraditado al Perú para responder por las acciones
de su empresa.
Las reacciones al cierre de CLAE
La disolución de CLAE llegó y los stakeholders de la
compañía entraron en pánico. Muchos clientes de la compañía al enterarse de la
noticia sufrieron de paros cardiacos, otros al ver perdido todo el dinero de su
jubilación se suicidaron. Pues fueron muy pocos los que lograron recuperar su
dinero, dejando a miles de personas en el total desamparo.
La intervención estatal a la empresa, que duro casi trece meses, solo encontró alrededor de US$36
millones en las
bóvedas de la entidad con lo cual solo se pudo pagar a algunos clientes de la
empresa. Por otro lado, Carlos Manrique, tras ser extraditado de Estados
Unidos, fue condenado a prisión efectiva por estafa perpetrada, el 29 de
diciembre del 2001 tras acogerse al beneficio de reducción de pena, logro salir
en libertad y hasta decidió lanzarse en las elecciones del 2006 para ser
escogido como congresista, algo realmente sorprendente.
La disolución de CLAE, además de haber afectado directamente a sus clientes,
también provocó efectos en la economía. Pues este caso generó un pánico financiero
que afectó directamente al mercado peruano. Las personas habían perdido la
confianza y por más que las entidades financieras estuvieran formalmente
constituidas, la gente ya no creía en estas. Las personas optaron por retirar
sus depósitos de los bancos por lo
que los depósitos de dinero disminuyeron dramáticamente. Asimismo,
otra consecuencia fue el aumento del desempleo (personal que laboraba en CLAE)
sin los beneficios sociales como compensación por tiempo de servicios y otros.
Además, se crearon asociaciones y gremios como la Asociación Nacional de Claeístas o
Unaclae, los cuales hasta el día de hoy
reclaman por su dinero y ninguna entidad estatal les brinda una solución
factible para recuperar su
dinero y es que nunca se supo con certeza a dónde se fue todo el dinero
aportado.
El análisis de la crisis
Como podemos ver este caso es muy complejo, pues si bien
el señor Carlos Manrique era el gerente general y tenía todo el conocimiento de
la estafa de CLAE, el gobierno no se preocupó por verificar el buen
funcionamiento de esta empresa. Así pues, sino se intervenía en el gobierno de
Alberto Fujimori, esto hubiera durado más años y más personas serían las
estafadas.
Por esto, es muy importante que el gobierno participe del
control hacia las organizaciones y que la gente se preocupe e investigue más a
fondo sobre las empresas en las cuales está confiando su dinero. Por otro lado,
es realmente preocupante que hasta el día de hoy las personas estafadas no
encuentren una solución para la devolución de su dinero. El gobierno debería
preocuparse más.
Cabe señalar que hay un serio problema ético por parte de
Carlos Manrique al haber estafado a tantas personas buscando solo su propio
beneficio. Además, que al no tener la regulación de la SBS, violaba las reglas
del mercado gozando de una ventaja competitiva sobre el resto. Lo cual
actualmente está penado a través de la ley de Represión de la Competencia
Desleal (Decreto Legislativo N° 1044). Sobre todo que al no contar con la
supervisión del gobierno ofrecía tasas que eran inalcanzables para sus
competidores ejerciendo competencia desleal.
Elaborado por : Mellisa Delgado
Fuentes:
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